martes, 7 de julio de 2009

A ver si ocurre algo


A veces me pregunto porque me cuesta tanto,
Porque cuesta tanto recordar sin herirse,
Que herirse no es morirse,
Y que recordar no es rendirse.
A veces me cuesta tanto,
Recordar qué hubo y qué pasó,
A quienes mis pasos alcanzó,
Que poco y nada supieron,
Que yo troprecé como siempre,
Con la misma piedra,
Con el mismo sueño,
Con el mismo empeño.
La cercanía fue insultante,
El miedo, innombrable,
Se me olvidó qué pasó,
Y porque tenía que actuar de esa forma,
Y no de otra,
Actuar de una forma en la que no me desangre,
Y no mi habitual expectante.
Porque si hay algo que me gusta hacer,
Es hacer algo y luego ver,
Incitándote a que desangres.
Pero más bien ahora,
Fue retroceder,
Y retroceder no significa volver,
Aunque creo que tampoco avanzar.
¿Cómo decirte que aún tengo que decir?
¿Cómo decirte que aún queda tiempo?
¿Cómo decirte que ya no me importas?
Pues no sé porqué,
Tengo la necesidad de decírtelo,
Para que no pienses,
Que ese sábado en la noche,
En absoluto algo me importó,
Sino que en absoluto sepas que no,
Que la cercanía jamás me insultó,
Que el miedo fue nombrado ninguno,
Y que tropecé con la misma piedra,
Con el mismo sueño,
Con el mismo empeño,
Pero que no eras tú.
¡Claro que no eras tú!,
Pues hace tiempo aprendí,
Que recordarte es herirse,
Que herirse es morirse,
Y que recordar no es rendirse,
Y que este desangre,
Es en verdad expectante.

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*El problema de esto, es que ese pez quiere estar en la pecera, nadar en esa agua.

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