domingo, 9 de noviembre de 2014

Para releerlo más fácilmente

Estoy chato de trabajar, estoy lejos de disfrutar este sometimiento. Esta weá no es pa mi. Me quiero ir loco, la dura. Le devuelvo a mi familia alguno de sus sueños y en serio me voy al mundo.

Nuevamente: gracias por las tallas y las palabras de ánimos o reflexión o preocupación. Estuve pensando mucho hoy, sobre lo que me dijeron todos... y:

La verdad como que es un círculo vicioso en el que ayer colapsé: considero que como profesor estoy representando cosas que odio (autoritarismo, conductismo, SIMCE, cultura escolar estúpida como la cotona y el silencio, incersión al sistema, etc) en el que no logro, poder transmitir con la profundidad necesaria, la crítica a los procesos históricos, el respeto por la diversidad, o el análisis de nuestra propia realidad en variadas dimensiones. Es la transmisión de conocimientos en cerebros como vasijas lo que desmotiva. Me desmotiva hacer clases que no me llenan y no me motivo ni encuentro cómo mejorarlas producto de lo mismo. Mucho tiene que ver con que estoy en la básica y no en la media, pero no pasan de excusas.

Creo que si mejoro mi enseñanza y aprendizaje como profesor, y construyo y realizo mejores clases de las que estoy haciendo hasta el momento, las cosas cambiarían un poco. Necesito también nuevas rutinas y acciones que se acerquen a lo que una vez fui en la "Escuelita" o el CEPEM, en La Granja con mis ex compañeros.

Para eso tengo que dejar de lado el hedonismo un tanto, dejar de reírme de los valores humanos, dejar de criticar a la sociedad sin construir, terminar de ver despectivamente la moral y las cosas que mucha gente cree importante y yo no, y quizás si las empiezo a tomar en serio... podría comprometerme realmente con mi rol que en cierta forma elegí, sentir que estoy haciendo alguna diferencia independiente del colegio cuico donde estoy (en el que me he dado cuenta, aunque me cueste admitirlo, que "soy clasista pero no desclasado", impresionante como la gente de clase alta se relaciona de forma tan distinta a como he vivido, y no perciben lo que provocan en mi... estamos tan alejados a veces).

Si hago eso, estaría un paso más adelante. Podría nuevamente establecer un diálogo, entre las luchas de la gente, sus problemas, su malestar, sus motivaciones y tomarlas nuevamente como los medios para edificar acciones conjuntas que nos llenen. Mirar a los ojos a los niños, y entregar el amor que es necesario en esta profesión. Quiero revalorizar la pedagogía como profesión, quiero prepararme, quiero aprender de ésta y construirla, y dejar de pensar que soy fome, que estoy improvisando, que podría ser mejor y serlo realmente.

Necesito analizarme, como persona a partir de mi rol profesional, ser sincero conmigo mismo, reconstruir mi rutina. Quizás así podría sentir nuevamente la coherencia de mis pensamientos con mi práctica... que cada vez están más alejados. No quiero ser un maldito burgués consumista xD que representa con sus acciones la pedagogía tradicionalista y que nada hace para cambiar nada fuera de su trabajo, ni tampoco renunciar y ser un hippie que se aísla. El trabajo no consumirá mi vida y mi vida será un gran grano de arena para lo que deseo y soy.

Así que ayer no dije nada xD aunque me voy al mundo en serio, a asumirme frente a él y a cambiarlo con el ejemplo y el diálogo, que vale mierda y yo también hasta el momento.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Optimismo-Euforia.

La euforia... ¿Qué chucha es? ¿Un estado mental y emocional? ¿Una necesidad? ¿Una moda? ¿Optimismo? ¿Ingenuidad? ¿El estado mental y emocional antes de la decepción? ¿Una obra de teatro con protocolos sociales como la amabilidad como protagonista? Lo pienso y lo pienso, y no sé. Pero me siento así. Es la única palabra que siento que llena, que inunda como me siento ahora.

La euforia como el momento fugaz del optimismo, tal como la alegría a la felicidad, el momento a la vida. El optimismo, pareciera realmente que estuviera de moda. Inunda los textos de auto ayuda, las librerías, los videos de youtube, las conferencias, que el coaching, que querer es poder, que es la "habilidad blanda" que debe tener todo profesional en cada empresa, etcétera etcétera.

"Estudios demuestran que las personas optimistas son diferentes a las pesimistas en su actitud". "Las personas optimistas son más perseverantes, exitosas y también tienen mejor salud". "Estudios de la Universidad wuachuleru demuestra que el optimismo es contagioso, y que ayuda a crear entornos de trabajo más exitosos y competitivos". Horrible.

El optimismo bajo esta mirada también es una necesidad. La mercantilización del estado de ánimo de las personas, de la forma de ver el mundo, responde a la necesidad de lograr "mayores índices de producción", en otras palabras, explotar a los trabajadores y naciones, sus recursos y sus vidas imprimiendo un buen rostro feliz en sus caras. "Logren sus objetivos con optimismo, todos podemos", mientras que nos pagan con suerte 20% de lo que realmente producimos o construimos con nuestra mente y cuerpo.

El cristianismo y este "neo confusionismo capitalista" de Pilar Sordo y libros como El Secreto, o el coaching educacional de Pablo Menichetti, tampoco se quedan atrás: "Ten fe, todo es un plan del Señor, nosotros no entendemos sus tiempos ni sus razones, pero todo tiene un porqué, ten fe en el lugar que tiene Dios para ti" y qué sé yo qué más.

¿Acaso este optimismo del que hablan, toma en cuenta la necesidad de contrarrestar o al menos de sobrellevar el entorno económico, social y político que nos rodea? Me refiero a las desigualdades sociales, a la discriminación, a la violencia simbólica, a todo. No lo creo. Es parte de un plan. Es parte de hacernos masticar el "soma" (droga perfecta que mantenía feliz a los atontados y sobreestimulados señores de Un Mundo Feliz de Aldous Houxley) y así lograr la estupidización y el control de nuestras aspiraciones, nuestra entretención, nuestros miedos.

La euforia. La euforia. Está bien, todo es política. No puedo mirar nada sin verle ese lado. Pero también está bien, me siento así. Sé todo esto. Lo sé, pero me siento igual así de todas formas.

No sé si es producto de Disney que me hace  añorar como un imbécil expectante el "amor eterno", o es causa del tiempo que llevo solo, de que las cosas que quería vivir ya las viví, , de los estupefacientes, del 18, de la primevera, no sé pero me siento así. Con ganas de bailar, de gritar, de viajar, de ir a San Bernardo y volver y no estar en ningún momento chato del viaje, de ir a trabajar mañana aceptándolo como un chiste irónico de humor negro de la vida, de estar allá y reírme de todo el teatro del que seré testigo. Con ganas de esperar el tiempo con disposición de que todo va a salir bien, como que una felicidad trascendente está rondándome, rodeándome, sosteniéndome y empujándome a vivir la vida de esta forma rara irracional, pero terriblemente alegre.

Pareciera que de pronto llegó una súper armadura divina galáctica, me la puse sin darme cuenta y ahora tengo la capacidad de aguantar cualquier dolor, adversidad y verdad. Pero no sé si de todo, no sé si de todo. Ni siquiera puedo ver esta weá de armadura, en volá vale callampa ¿Valdrá cualquier decepción, valdrá la pena por lo que siento ahora? ¿Valdrá la pena esperar a que te muestres, a que me cuentes cómo eres, a esperar a que digas la verdad, a esperar a que pase el tiempo, a esperar y esperar? ¿Valdrá si quiera escribir esto? ¿Cuál es el objetivo de esto?

No sé. No sé razonar mucho las sensaciones, solo puedo sentir y no me importa mucho. Choca algo dentro de mí, me tiran de un lado a otro como si fuera un pre adolescente que descubre que sus papás no tienen razón en nada o un enamorado que se da cuenta que su mujer es una estúpida. No sé. La euforia es inentendible. Tanta satisfacción al llegar arriba de un cerro entero brígido, al darle un regalo bacán a mi mamá, en ver a un amigo nuevamente. La euforia que siento me escapa del pasado y del futuro también, me obliga a encontrarme con el presente así como infinito, no sé. La euforia es como tener el valor de experimentar la ilusión, la salud, el amor, el biaje, la elección y la lujuria y todo a la vez.

Pareciera que estoy aceptando, que estoy pidiendo a gritos desesperadamente que me dejen ser niño una vez más, que me dejen pedir consuelo, clamar conexión y calor, que me dejen ser ingenuo y estúpido, que todo es posible, que acepte arriesgarme, que me ilusione, que acepte esta euforia que dice ¡Expone! ¡Sé tu mismo! ¡Pregunta! Déjate, libérate, vuélvete roca, déjate llevar, siente tu niñez de nuevo, como el tiempo está en tus manos nuevamente, siente como tus dientes se aprietan, tus oídos se vuelven sordos al pasado y tus deseos de ser feliz se vuelven más fuertes que todo.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Para todos.

“Lo malo de esta sociedad es la incapacidad de uno mismo”.

Esas palabras me las enseñó un humano de mierda, pero se las agradezco. La suerte no existe, entiéndelo. Son situaciones combinadas con otras situaciones. La “mala suerte”, son conceptos que usan como excusas los pusilánimes, son de lame heridas, de pasivos que creen que el “yo no puedo” existe, de cerdos que celebran en sus vómitos de ebrios, de depresivos que se decepcionan de sí mismos como tú, de imbéciles que creen que la vida es injusta y miserable, de personitas que actúan como perras falderas en busca de compañías falsas, como tu hermana, que presta su cuerpo y su tiempo para que la pisoteen y expriman cada rincón de su cuerpo a cambio de nada… ni de su comodidad ni de un orgasmo se preocupan de darle de lo fácil que es.

El destino mucho menos existe ¿Acaso ves alguna coherencia en todas las injusticias y estupideces que estás viviendo? ¿Acaso ves justicia o propósito superior en las muertes de Vietnam o de Gaza, en lo que gana mi mamá que es auxiliar del aseo, o en la muerte de la tuya de VIH por infidelidad o la vida que lleva este aweonao hijo de rico? ¿De verdad aprendiste algo más que la desconfianza cuando te mintieron? ¿Realmente valió el aprendizaje del ensayo y error a lo largo de tu vida? Si el destino existiera, su propósito sería el de negarse a sí mismo. El destino es dejar que yo pueda engañar a esta mujer de la que te hablé que conocí el viernes y que mañana hasta me agradezca haberle humillado y escupido en su propia cara, me invite con sus amigos, me demuestre que le gusto y hasta que me quiere, acepte cuando le pida sexo ebrio y me lo de gratis.

La suerte no existe. El destino menos. Para mí son solo excusas. Especies de mitos y religiones que intentan presentarse racionales, que nos explican el miedo y nos dan propósitos a futuro dentro del presente inentendible, que nos sanan las heridas y que nos desvían de la locura. La mentira es mentira, y es una capacidad humana. Hay gente que nunca entiende o es débil y no sabe renunciar para asegurar, destruir para crear. Son como guaguas que quieren todo.  La coherencia de la que tanto hablas es esclavizante o ególatra, no hay otras opciones. La fuerza de la idea no depende de masas ni de su consentimiento ni de las razones que estén atrás. Sería hermoso que el conocimiento, el amor y la voluntad fueran los caminos universales por los que nos moviéramos. Pero ambos sabemos que no es así.

Lo que sí, tu voluntad no sirve ni para darte de comer a ti mismo, ni para encontrar un trabajo que disfrutes, ni para reclamar lo que quieres, ni para ser feliz, una weá tan básica, deprimente de mierda. Y sí, eso estoy diciendo, es tu culpa ¿De verdad te creías revolucionario con tu consumismo de ropa usada y tus mugrientas hamburguesas de soya y tus “alfajores artesanales”? ¿De verdad creías que por no mentir, no ser promiscuo o respetar a tus padres, por no meterte con nadie, eras una buena persona, te merecías una vida justa y que respeten tus ideas? ¿De verdad creíste que cambiabas en algo al mundo, que parabas el consumo “más dañino” y esas mierdas que leías en tus páginas de punki y tus blogs de “libertad a los presos políticos” y otros clichés? ¿De verdad crees que hablo de otra cosa por redactarlo en primera persona?

El sistema te dio esas pequeñas e insignificantes libertades que ningún poder tienen, porque si esas acciones lo tuvieran o reprimiera en los detalles superficiales habría más idiotas como tú. El sexo, la chela como esta que tengo en mi mano, la marihuana, la coca, el reggeaton, los moteles, los carretes, los encapuchados, la música, la libertad de expresión y tus mierdas de grafitis, pasquines y autogestión, son todas posibilidades que se nos admiten para que te conformes con esperanzas y acciones que no pasan de ser simbólicas y te enajenes y contemples “conscientemente” tu alienación… Como si la consciencia sirviera de algo sin poder ¿Me entiendes o no leíste nada de lo que te di?...

¿Por qué me esfuerzo en divagar y expresarme contigo? ¿Tenía esperanzas que reaccionaras? Mmmh… ¡Por supuesto que las tengo! No soy un nihilista que cree que la vida no tiene sentido, que debemos negar toda moral, el bien y el mal, suicidarnos, ser negligentes con los que nos quieren o que practica el hedonismo como un cerdo en su mierda. Ni tampoco quiero que lo seas tú ¿Te das cuenta a lo que voy? Empodérate. Aplica tu voluntad. Sal de ahí. El mundo es más que tu pareja, tu familia y tu cuerpo. Dame tu mano…

Ya, te esperé. Pero me cansaste con tus gemiditos y llantos ¿Qué? Si insistes en tirarte al suelo, hacer dramas, para de darte color y muérete luego no más.

domingo, 10 de agosto de 2014

Crecer y vivir. No sé que es eso.

O mejor dicho, las ganas de que otras personas sientan cosas por mí. Sentimientos y emociones únicas, irrepetibles, esos amores y palabras que creemos que jamás vamos a poder vivirlas ni pronunciarlas nuevamente con nadie más. Locuras y violencia divertida. Abrazos y besos dolorosos, con llanto, con el pene parado, con nervios, controlados y sorpresivos. Tocatas y canciones gritadas, canciones miradas a los ojos, tomadas de la mano, con abrazos fraternales. Paseos y caminos tan escondidos que jamás los podría recorrer nuevamente.

Todas esas situaciones y emociones me gustaría tenerlas siempre, como un reproductor, pues lo peor es que he tenido razón, jamás podré vivirlas nuevamente, todos esos presentimientos que antes creía pesimistas, son la dura realidad. Mis amigos de la infancia ya no están, mis abuelos tampoco, mi niñez, mi inexperiencia, mis primeras veces, mis nervios, mis ex pololas, mis ex andantes, mis expectativas optimistas, mi sinceridad, se fueron, se esfumaron.

La edad, las personas y yo mismo, me demuestran que la vida no es mágica ni nos dará oportunidades de cerrar ciclos o de darnos reencuentros con nadie. Me declaran abiertamente que los lazos no son irrompibles, ni duraderos, ni mucho menos únicos, que nuestras acciones y entrega poco a poco van quedando relegados en los cajones más recónditos de los corazones y mentes ajenas con las que compartimos, que la anécdota será la mejor palabra para definirme y la comparación con el presente la mejor forma de olvidarme.

Lugares y conexiones de sinceridad, secretos que jamás volverán a ser emitidos con nadie en el mundo, se perderán en los corazones de personas que nunca más volveré a ver. Palabras, cartas y regalos en el que puse o valoré cuando los recibí toda creatividad y profundidad, jamás volverán a ser construidos. Nunca con las mismas intenciones, nunca para la misma persona, nunca con la misma intensidad ni proyección.

Muchas veces me sorprendo deseando volver a mis 11 años pero con esta mentalidad. Esos años en cuando por fin empecé a ser más consciente, repensaba lo que me sucedía y lo escribía en un diario de vida, cuando seguía mis sentimientos y era una persona natural, que no reprimía su flojera ni sus vicios, y aceptaba  sus placeres y la vida como una pequeña injusticia sin culpas dolorosas ni recriminaciones de pusilánimes. En el que podría subsanar todos los errores que cometería de ahí adelante, todos los desamores que provocaría y me auto provocaría, todas las ofensas a mis amigos y familiares, edad en que las decisiones aun definirían por completo mi vida, sin etiquetas ni arrepentimientos constantes.

Es que obrar y decidir bien en este mundo me es tan difícil, que caigo muchas veces en la inacción. El obligar  a "darse cuenta" a personas, el violentar-incomodar con el discurso o el tomar una posición de mesías salvador por el otro, ya no es un rol que me acomoda; casi base de mi trabajo político anterior. El mentir, el enseñar, el decir la verdad, nada me parece bien dentro de esta mierda de pensamiento de asumir todas las subjetividades. La moral y la ética me confunden, así como también las leyes y mi rol de profesor. Como que nada ni nadie tiene razón y ni una sola respuesta absolutamente en todo, y eso me perturba.

Nada está bien ni estuvo bien desde esa edad en adelante. Todo está a medias. Todo está roto. Nada es especial ni completamente nuevo. Nadie me dice qué quiere o siente realmente. Nunca entiendo a nadie. Siempre deseo que me recuerden y me valoren y contadas veces hago algo que realmente valga la pena por alguien. Todos mis amigos y mi familia podríamos ser mejores y más activas personas. Nunca estoy conforme con lo que he sido y hecho ni tampoco con lo que hago y soy. Siempre me encantaría estar con gente que ya no está. Nunca puedo ser tan autobiográfico y escribir sobre quién detalladamente estoy escribiendo. Y nunca paro de conocerme a mí mismo.

Maniqueísmos que podrían seguir sin fin que se me repiten constantemente y que demuestran que poco a poco, me estoy conformando con una felicidad repetida, usada, vieja, aceptada por el sistema neoliberal, masticada por mi falta de voluntad y vomitada por mi declaración en la práctica que me he rendido de recuperar personas y de cambiar las cosas.

Ya no sé qué es conocer gente, ya no sé qué quiere la gente nueva que conozco ni que quiero yo con ellas. Es tan difícil saber qué es verdad, qué es manipulación, qué es mentira y qué es un proceso natural entre personas que se hablan y se conocen. Estoy en un mundo en el que entiendo porqués pero no puedo interceder en ninguno trascendente. Estoy en el limbo de la revolución emancipadora y el nihilismo, entre el amor y la trascendencia o el hedonismo. Estoy feliz sin ser lo que me gustaría ser. Y eso me molesta. No saben cuánto me molesta. Quizás es que soy falto de madurez y tengo mano de guagua que quiere tener todo. O es que realmente me he vuelto optimista-conformista. Las relaciones son tan frías. Me gustaría zamarrear a un montón de gente, incluyéndome, e impulsarlos a que se acepten a sí mismos, que sean sinceros consigo mismo y que no olviden nunca ni en el pasado ni el presente a la gente que estuvo con ellos.

El sinsentido de todos los días me violenta y apena tanto como me divierte y me alegra. Amistad, compañía y calor, eso soy!

jueves, 8 de mayo de 2014

El Café en una tacita

Antes el café no me gustaba porque era casi un laxante explosivo para mi cuerpo. Hoy en día, no sé si es biológico también, pero definitivamente siento que me tomo una pócima élfica que me impide dormir, me despierta, me convenzo de ello... y mi cara arrugada cuando tragaba, se relaja. Y debe ser sin azúcar para no echar a perder la vieja fórmula indígena muchas veces de élite o conocimiento restringido, que hoy el capitalismo irónicamente democratizó.

El café es lo más cercano a mi ideal de humano del nunca dormir, del ser de infinito aprendizaje y permanente experimentación. Es un ideal que me impulsa a ver, leer, escuchar y jugar todo lo que nos entrega este mundo fantástico y enfermo de la Internet, y de la inconmensurable cantidad de gentes, afectos, ideas, palabras, gritos y abrazos para observar o compartir. Y bueno, para hacer esto y esas cosas fomes del trabajo y del estudio.

Por eso sigo y seguiré aprendiendo, estudiante, en cada ocasión, por eso trabajo y pongo todo mi entusiasmo en los aspectos del mismo que me llenan, me dan vida; busco y busco e intento no perderme nada, especialmente si es It's free, si hay un amigo, una persona interesante. Pero no puedo siempre, porque pierdo tiempo, ¡porque ocupamos como especie el tiempo descansando!

¿Descansando de qué por la chucha? ¿De existir? Que el cuerpo con sus capacidades se canse de ser consciente, lo encuentro insólito, en serio, sorprendentemente bizarro. Es que nos obliga a suicidarnos a diario, nos pone la soga en el cuello, nos dispara a la cabeza, nos hace beber veneno, nos apaga y me carga, lo odio. El tercio de mi única puta vida, se me va en este suicidio obligado (8 horas de descanso de cada 24 horas diarias)!!!! Es demasiado, demasiado.

El cerebro no se cansa, pero se apaga la parte que controlamos, que realmente vivimos. Es una imperfección de nuestro cuerpo tan grande... como convertir cosas hermosas, olorosas y sabrosas en una plasta café, asquerosa, llamada caca, que para nacer nos pone en la posición más ridícula que podríamos inventar... o la imposibilidad de regenerarnos: ¿una extremidad menos y toda la vida sin ella? ¿Pero qué hace el cuerpo con tanta proteína, comida y buenas vibras que le damos en años y años? Puro descansar...

Y es que la imperfección humana a veces me violenta, me zamarrea, no sé. La vida a veces se me presenta como un constante lumbago que te tiene casi inválido, como una comezón rabiosa en que la única salvación es la destrucción, como un mal zapato o chala de mujer que te rompe los pies, como un inmenso e "inescapable" sillón incómodo, hundido, de respaldo muy empinado, o duro y con respaldo muy recostado, sin lugar para la cabeza y todo a la vez.

Me encantaría que mi yo, nuestras conciencias, estuvieran siempre abiertas al mundo, con ganas de vivir eternas y sin descanso. Me encantaría un concepto que no encuentro ni sé, que no es omnipresente... lograr ser un científico loco, experimentador en existencia, que este espacio fugaz entre el pasado y el futuro no tenga sueño ni esté exhausto, ser infinito en el presente, carpe diem el camino y a la vena, ¡no perder el tiempo durmiendo >.<!

En tanto a mi antiguo problema del café, me afecta una vez al día por suerte.

jueves, 6 de marzo de 2014

Mondo Laborale


"Lamentablemente para algunos llega una etapa de la vida en que los tiempo ya no están tan libres como para hacer lo que queramos, ni para dedicar el tiempo a todas las personas como quisiéramos, es difícil de entender pero hay que hacerlo ya que son etapas de la vida que llegan sí o sí, sí logramos aceptarlas vamos a poder disfrutarlas ...

Me cuesta y mucho!"

Bárbara G. Paloma, mi primita que me ama.


Es cuático. He trabajado de varias cosas, cuchiflero en la playa una vez, vendedor de PreUnic, de jornalero, de pintador, de alijador de murallas, de vendedor de ropa y gorros, de aceitunas hechas por mi, de encuestador en muchas partes, de saca lodo, de dealer, de vendedor de cartas mito y leyendas, de medidor de pasajeros en el transantiago, de corrector de SIMCE o pruebas, de tomador de pruebas de SIMCE o PSU, de vendedor de diarios, de monitor informativo de transantiago, de inventario en súper mercados o malls etc. Y todas esas pegas si bien algunas las he encontrado muuy buenas, me importaban una soberana raja, porque yo estaba estudiando y quería ser algo y eso era lo realmente importante.

Los trabajos los sentía como pequeños paréntesis en mi vida; o como pequeños paréntesis en las vidas ajenas cuyo trabajo en el cual yo llegaba, les importaba, se preocupaban, se comprometían, veían cuáles eran las condiciones de proyección en la misma y eso era raro; o eran otros como yo, que apenas tenían interés en conocer a nuestros compañeros o a mí mismo.

Acá es distinto. Acá hay compromiso, acá hay proyección, acá hay susto de perder el trabajo, acá hay proyección y disposición de rutina, de tiempo, de perder el tiempo acá trabajando. Perder el tiempo o invertirlo enseñando, no sé. Me aburro de las cosas, y esto será para siempre, en teoría. Tengo que ir cambiando, por eso sigo estudiando.

Ya estuve con los estudiantes y son buena onda. Niños. No tan rubios, sin apellidos raros, son como normales. Pero la dura hay 2 o 3 morenos por curso. Lo que es poco para Chile. Estoy en un Colegio Cuico de Las Condes, que cobran como 250 mensual, mucho más que lo que cobra pedagogía en historia en la UMCE. Pero weno, muy pronto para hablar de eso, aunque presiento que después querré hablar harto de aquello, pues cada vez me absorberá más este ambiente.


Otra cosa que dijo la Babi y lo que dijo la Caro Unión, es importante: la libertad coartada por sostenerse económicamente y por cumplir las ya dichas expectativas. En serio ya no puedo carretear un martes, si me da la gana, y llegar con caña a clases? No... ahora soy el profesor, tengo imagen culeada que YO QUIERO sostener y llegar pasado a alcohol no es opción. Sería difícil llegar porque me queda a la mierda. No puedo venir con la misma ropa porque sino me juzgarían. No puedo quedarme en ningún lado más que mi casa. 

De 8 a 16 hrs, de lunes a jueves. Not bad. Estos trabajos, los trabajos que queremos e importan, nos dejan en un contra sentido. Nos cambian completamente. Quiero acostumbrarme, comprometerme y que me guste una RUTINA D: Quiero involucrarme en el entorno social, conocer a los cuicos, conocer a profes cuicos o arribistas o bacanes, me interesa igual aprender eso. Quiero tomar un rol de profesor, un rol en una pega. Y pa mi eso es cuático. Es una transformación contraria a la libertad. 

O peor, es la libertad de humano que elijo, enculturizado y funcional al Estado de Chile y al neoliberalismo reinante. No me miento. Sigo en la Carnavalera de la Palmilla, en Guau Conchalí, siendo vegetariano, pensando críticamente, pero sin poder salirme del estado de dominación en que todas mis acciones contribuyen al crecimiento del sistema que detesto; otro consumista más que hace más rico a los ricos; otro chileno que forma una muralla cuyas acciones no trascienden para unirse al pueblo mapuche que choca una otra y vez contra esta... Otro hedonista que la pasa bien con las bondades desiguales del mundo actual.
Fuera de esto, estoy feliz. Me ha ido bien en todo. Las desgracias son culpa mía y de nadie más. Lo que me tranquiliza. Espero... nah, sé que los problemas que hay por mis círculos se solucionarán.

Así que, a mantener el espíritu con humor, que nada es para tanto y tanto no lo es todo, y porque tengo fin de semana largo toas las semanas :D :D :D y ya entendí pero da igual xd