“Lo malo de esta sociedad es la incapacidad de uno mismo”.
Esas palabras me las enseñó un humano de mierda, pero se las agradezco. La suerte no existe, entiéndelo. Son situaciones combinadas con otras situaciones. La “mala suerte”, son conceptos que usan como excusas los pusilánimes, son de lame heridas, de pasivos que creen que el “yo no puedo” existe, de cerdos que celebran en sus vómitos de ebrios, de depresivos que se decepcionan de sí mismos como tú, de imbéciles que creen que la vida es injusta y miserable, de personitas que actúan como perras falderas en busca de compañías falsas, como tu hermana, que presta su cuerpo y su tiempo para que la pisoteen y expriman cada rincón de su cuerpo a cambio de nada… ni de su comodidad ni de un orgasmo se preocupan de darle de lo fácil que es.
El destino mucho menos existe ¿Acaso ves alguna coherencia en todas las injusticias y estupideces que estás viviendo? ¿Acaso ves justicia o propósito superior en las muertes de Vietnam o de Gaza, en lo que gana mi mamá que es auxiliar del aseo, o en la muerte de la tuya de VIH por infidelidad o la vida que lleva este aweonao hijo de rico? ¿De verdad aprendiste algo más que la desconfianza cuando te mintieron? ¿Realmente valió el aprendizaje del ensayo y error a lo largo de tu vida? Si el destino existiera, su propósito sería el de negarse a sí mismo. El destino es dejar que yo pueda engañar a esta mujer de la que te hablé que conocí el viernes y que mañana hasta me agradezca haberle humillado y escupido en su propia cara, me invite con sus amigos, me demuestre que le gusto y hasta que me quiere, acepte cuando le pida sexo ebrio y me lo de gratis.
La suerte no existe. El destino menos. Para mí son solo excusas. Especies de mitos y religiones que intentan presentarse racionales, que nos explican el miedo y nos dan propósitos a futuro dentro del presente inentendible, que nos sanan las heridas y que nos desvían de la locura. La mentira es mentira, y es una capacidad humana. Hay gente que nunca entiende o es débil y no sabe renunciar para asegurar, destruir para crear. Son como guaguas que quieren todo. La coherencia de la que tanto hablas es esclavizante o ególatra, no hay otras opciones. La fuerza de la idea no depende de masas ni de su consentimiento ni de las razones que estén atrás. Sería hermoso que el conocimiento, el amor y la voluntad fueran los caminos universales por los que nos moviéramos. Pero ambos sabemos que no es así.
Esas palabras me las enseñó un humano de mierda, pero se las agradezco. La suerte no existe, entiéndelo. Son situaciones combinadas con otras situaciones. La “mala suerte”, son conceptos que usan como excusas los pusilánimes, son de lame heridas, de pasivos que creen que el “yo no puedo” existe, de cerdos que celebran en sus vómitos de ebrios, de depresivos que se decepcionan de sí mismos como tú, de imbéciles que creen que la vida es injusta y miserable, de personitas que actúan como perras falderas en busca de compañías falsas, como tu hermana, que presta su cuerpo y su tiempo para que la pisoteen y expriman cada rincón de su cuerpo a cambio de nada… ni de su comodidad ni de un orgasmo se preocupan de darle de lo fácil que es.
El destino mucho menos existe ¿Acaso ves alguna coherencia en todas las injusticias y estupideces que estás viviendo? ¿Acaso ves justicia o propósito superior en las muertes de Vietnam o de Gaza, en lo que gana mi mamá que es auxiliar del aseo, o en la muerte de la tuya de VIH por infidelidad o la vida que lleva este aweonao hijo de rico? ¿De verdad aprendiste algo más que la desconfianza cuando te mintieron? ¿Realmente valió el aprendizaje del ensayo y error a lo largo de tu vida? Si el destino existiera, su propósito sería el de negarse a sí mismo. El destino es dejar que yo pueda engañar a esta mujer de la que te hablé que conocí el viernes y que mañana hasta me agradezca haberle humillado y escupido en su propia cara, me invite con sus amigos, me demuestre que le gusto y hasta que me quiere, acepte cuando le pida sexo ebrio y me lo de gratis.
La suerte no existe. El destino menos. Para mí son solo excusas. Especies de mitos y religiones que intentan presentarse racionales, que nos explican el miedo y nos dan propósitos a futuro dentro del presente inentendible, que nos sanan las heridas y que nos desvían de la locura. La mentira es mentira, y es una capacidad humana. Hay gente que nunca entiende o es débil y no sabe renunciar para asegurar, destruir para crear. Son como guaguas que quieren todo. La coherencia de la que tanto hablas es esclavizante o ególatra, no hay otras opciones. La fuerza de la idea no depende de masas ni de su consentimiento ni de las razones que estén atrás. Sería hermoso que el conocimiento, el amor y la voluntad fueran los caminos universales por los que nos moviéramos. Pero ambos sabemos que no es así.
Lo que sí, tu voluntad no sirve ni para darte de comer a ti mismo, ni para
encontrar un trabajo que disfrutes, ni para reclamar lo que quieres, ni para
ser feliz, una weá tan básica, deprimente de mierda. Y sí, eso estoy diciendo,
es tu culpa ¿De verdad te creías revolucionario con tu consumismo de ropa usada
y tus mugrientas hamburguesas de soya y tus “alfajores artesanales”? ¿De verdad
creías que por no mentir, no ser promiscuo o respetar a tus padres, por no meterte con nadie, eras una buena persona, te merecías
una vida justa y que respeten tus ideas? ¿De verdad creíste que cambiabas en
algo al mundo, que parabas el consumo “más dañino” y esas mierdas que leías en
tus páginas de punki y tus blogs de “libertad a los presos políticos” y otros
clichés? ¿De verdad crees que hablo de otra cosa por redactarlo en primera persona?
El sistema te dio esas pequeñas e insignificantes libertades que ningún
poder tienen, porque si esas acciones lo tuvieran o reprimiera en los detalles
superficiales habría más idiotas como tú. El sexo, la chela como esta que tengo
en mi mano, la marihuana, la coca, el reggeaton, los moteles, los carretes, los
encapuchados, la música, la libertad de expresión y tus mierdas de grafitis,
pasquines y autogestión, son todas posibilidades que se nos admiten para que te
conformes con esperanzas y acciones que no pasan de ser simbólicas y te
enajenes y contemples “conscientemente” tu alienación… Como si la consciencia
sirviera de algo sin poder ¿Me entiendes o no leíste nada de lo que te di?...
¿Por qué me esfuerzo en divagar y expresarme contigo? ¿Tenía esperanzas que
reaccionaras? Mmmh… ¡Por supuesto que las tengo! No soy un nihilista que cree
que la vida no tiene sentido, que debemos negar toda moral, el bien y el mal,
suicidarnos, ser negligentes con los que nos quieren o que practica el
hedonismo como un cerdo en su mierda. Ni tampoco quiero que lo seas tú ¿Te das
cuenta a lo que voy? Empodérate. Aplica tu voluntad. Sal de ahí. El mundo es
más que tu pareja, tu familia y tu cuerpo. Dame tu mano…
Ya, te esperé. Pero me cansaste con tus gemiditos y llantos ¿Qué? Si insistes en tirarte al suelo, hacer dramas, para de darte color y muérete luego no más.
Ya, te esperé. Pero me cansaste con tus gemiditos y llantos ¿Qué? Si insistes en tirarte al suelo, hacer dramas, para de darte color y muérete luego no más.
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