martes, 13 de diciembre de 2011

Rayuela

Cortázar Cortázitar, te estoy conociendo en uno de tus libritos. Me gustaron mucho tus cuentos, especialmente "No se culpe a nadie" y la típica, "La Noche Boca Arriba, la pajera autopista del sur, etc.

Tienes bastantes defensores, mi amigo descuidado pero increíblemente apasionado al sabor del jugo de frutas llamado vinito, el Gonzalo, y mi reciente admirado, el Charly, hasta el flexible y cerrado Lápiz. Por la persona que eras, y por lo que hiciste en Chile, como vender tus derechos de autor a las familias organizadas.

Tampoco es que sea un Pancho con cara de amurrado y con boca arqueada de asco, diciendo no con el mismo argumento, y encarándote que hasta ha leído más que tu y sabe lo que dice, y no le gusta ni le gustará ni siquiera ni un cuentito, un párrafo, ni siquiera una frase ni oración.

A mí sí, me gustan frases, oraciones, cuentos completos, partes del libro Rayuela (el que convoca toda ésta mierda derrochada), de un importante suspenso o de una admiración por el manejo de las palabras y lo que a veces dicen y que yo había olvidado si es que aprendí a alguna vez, a expresarme de tan buena manera. Pero la mayoría del tiempo opino, opinión en la que puede influenciar mi apurada carrera por leer más cosas porque siento que no he leído nada (mal momento para leer una mierda de 700 páginas), siento que el libro no es más que una excusa para meter apresuradamente en conversaciones inverosímiles (diálogos, en los que nadie mete la cuchara ni dice pío, de casi 3 páginas), reflexiones agradables para su memoria que llevaba a cuesta por más de algunos años creo yo.
Casi un cuaderno de apuntes, una enumaración de autores, para definir a una supuesta juventud, una enumeración de adjetivos y sustantivos para describir una situación, y hasta supuestos juegos muy "entretenidos" en que se pasaban horas y noches en él (como el cementerio) que al momento de los quehubo que mostrarlo en la novela y no solo contarlo, es más fome y limitado que lavar la loza en invierno.

En fin, es un buen libro, pero demasiada inconexión para demostrar una acumulación de cultura valorable, pero innecesaria, a menos que sean parte de una estrategia del autor de que leas y leas y te vayas en las voladas hasta que derrepente sale algo bueno (porque lo bueno en definitiva es la forma de expresar lo que no es una acumulación de cultura sino los pennsamientos chistosos e importantes o impotentes que tienen los pobres personajes).

En fin (sí otro, porque hay muchos fines en Rayuela), creo que éste tipo de libros te incentivan a escribir de corrido y no querer cerrar las frases, ya sea con un buen epíteto, con una reestructuración de lo dicho, o una inconexa sensación en la que cambias y sigues la corriente de la conciencia literaria de simplemente, decir que todo se vaya a la mierda porque al final los mocos seguirán saliendo de la infinita y perdida mirada de la chica de la bautiqué (porque todo es francés) que está triste y desea seguramente un embarazo que no sea de un hombre que le mintió su homosexualidad o bisexualidad, y no porque se sienta menos mujer o le levanten su macho, sino porque quizás tenga que salir a trabajar ella y no ser una dueña de casa, como en su estrecha (de poca experiencia, no incapacitada) mente de mujer campesina de padre con voz de patrón de fundo le enseñaron de pequeña.

Y así nunca me entero de quién es esa chica, ni el bisexual, ni cómo se conocieron, pero seguramente saldrán en alguna otra reflexión inconexa hasta que después, se jotean a la Maga o alguien dice te rompo la cara sino te callás (porque además de franceses también son argentinos o españoles franchutes del carajo amanerado).

tenía ganas de escribir :B.