miércoles, 17 de abril de 2013

Me titulé y bueno qué pasa después II

Y bueno y qué pasa?
Pasaba que mi papá estudio en el Instituto Gama (aún existe, antes según él era la competencia del INACAP), al cual él se metió porque diversas circunstancia. Quizás él quería el INACAP, o quizás se metió ahí ya que a mi abuelo eso era lo que le alcanzaba, o quizás porque al mismo le gustaba todo lo privado pues lo encontraba mejor, aunque hayan sido institutos que salieran hace 1 semana y aunque tuviera que endeudarse miles de años. Con la misma "(i)lógica" mi tía tuvo que validar su título técnico de auxiliar en medicina en la universidad Santo Tomás porque el instituto en el que ella estudió, no existía y no estaba reconocido por nadie.

Pasaba entonces, que mi papá estudiaba técnico superior en electrónica. La tecnología, el futuro como le dijeron, la proyección laboral. Arreglaría televisores, radios, VHS, controles remotos, incipientes computadores quizás, pérsonal stéreos, microondas, entre otras cosas electrónicas. Estudió noches enteras sobre la teoría de funcionamiento de los VHS. Hizo su tesis de controles remotos para nada obsoleto). Quizás en volá casi se echa un exámen para arreglar una impresora puesto que era demasiada la tecnología.

Y cuando llegó al mercado laboral luego de titularse, le costó encontrar trabajo. Encontró y ganaba menos que una vendedora de Meiggs (mi hermosa madre). Trabajó más. Conoció más el mundo, se dio cuenta que era más que una radio y una bicicleta, y se dio cuenta como había estudiado una carrera que no tenía más proyeccion que 5 años, en volá. Se dio cuenta del cómo la miniturización de la tecnología y la "obsolescencia programada" que los diseñadores industriales habían iniciado para obligar al consumo, no daba cabida para técnicos, era... el camino de la tecnología, el cómo los servicios técnicos irían desapareciendo poco a poco de los centros productivos chilenos (que ya pocos habían). Miró su vida, miró su baile. Se dio cuenta que sobraba. Menos que otros, pero sobraba. Buscó y encontró la computación. Se capacitó y entró a Xerox desde donde ha pasado desde el call center al servicio técnico de instalación hasta viajó a las minas de Copiapó y volvió. Esa empresa le dio una manito para que sintiera como que no sobraba en la sociedad.

Hoy mi papá, recuerda sus ramos, recuerda sus noches de estudio, el cómo por primera vez tuvo un VHS en sus manos y ahora los ve botados en las ferias, en el persa, en las calles. Quizás recuerda las felicitaciones de su titulación, el abrazo de sus padres con esperanza, cuando aún no sabía que el mercado laboral no tendría espacio para técnicos en electrónica. Menos mal, es más vivo de lo que él mismo cree y supo dar un paso al costado, metiéndose y aprendiendo autodidáctamente como siempre en él, de la computación, y hacerla too el rato dándole amor a su familia. Te amo papá. También recuerdo cuando mi viejo le dijo que al Cristián, mi amigo, si de verdad quería estudiar electrónica.

A otros enseñaron secretos que a ti no,
a otros dieron de verdad,
esa cosa llamada educación,
ellos pedían esfuerzo,
ellos pedían dedicación,
¿y para qué? para terminar bailando,
y pateando piedras.


La electrónica está obsoleta, me dijo mi padre. Para mí, la educación a la que me valida dar mi título, también.Y no solo obsoleta porque ni siquiera se encuentra pega fácil, puesto que el mercado laboral hay miles de profes de historia desempleados titulados en 4 años o 5 da igual.

Si no más bien obsoleta porque, el modelo ya no sirve, los intereses ya no coinciden, la escuela y sus supuestos conocimientos trascendentes no han traido soluciones sino más bien, más problemas para la gente.

La escuela para mí, es más que la cárcel moderna que te obliga a reproducir los conocimientos, conductas y aspiraciones de la misma sociedad que te violenta y excluye. Es más que el camino trazado de reproducción de las clases sociales. Es mucho más. 


Hay personas, hay familias, hay sueños frustrados o realizados. Es una super estructura obsoleta que entrega oportunidades en base al contacto entre estudiantes o estudiantes - profesores, oportunidades que se convierten en esperanzas, en revoluciones, en garrotes, en depresiones. La escuela es un contacto, un contacto instrumentalizado y orientado a la cárcel moderna, a la reproducción de las clases sociales, pero es un contacto, y es lo que no me permite definirla así. Es más compleja. Aún ni siquiera la conozco ni puedo definirla, a pesar de mis 12 años en ella, a pesar de mi "año" de práctica profesional-yunreemplazo.


El aprendizaje que se genera en las escuelas está encaminado a pura mierda, pero la gente en ella, no. Evidentemente todos los allí presentes o pasados o futuros tienen percepciones y actitudes distintas y contrapuestas incluso sobre cualquier tema, en especial, la educación. Sin emabargo ningún actor dentro de esos espacios aporta ni ha hecho algo por superar tales condiciones de encarrilamiento, que los ponen en una posición que muchas veces no coincide con el posicionamiento social que "practican" en su imaginación. 

Tal como los patricios necesitaban de los plebeyos, el yin del yang, los griegos filósofos de los esclavos que suplieran sus necesidades básicas... el neoliberalismo y los Estado-Nación necesitan de "discusiones" en la televisión, de esa libertad para hablar en familia, amigos y en el metro sobre diversas temáticas "importantes", de esas pequeñas libertades inútiles sin poder real.  De esta forma al no existir mecanismos de participación política verdaderamente democráticos (y no, obviamente, la mierda de democracia representativa que delega todo nuestro poder soberano), que nos haga saltarnos a la clase política que gobierna y todos los poderes fácticos de los Estados, las ideas al final no fluirán***. Todos nos volvemos, como en el resto de la sociedad y más aún en la escuela como institución, en reproductores del neoliberalismo y del Estado-Nación, nos convertimos en colaboradores o simpatizantes con el sistema.

Eso podríamos percibir de la escuela (y de cualquier situación en realidad en nuestro estado de dominación)
y de mi profesión de pedagogo, mucho más fuerte como autocrítica y como agentes enculturalizadores por excelencia, oficiales, profesionales. Claro que podemos hacer un montón de pequeñas cosas en nuestra diminuta libertad que es funcional para que hablen de democracia, pero seguimos siendo reproductores al insertarnos en esas instituciones.
 

En el fondo, sabemos que no es así en un ciento por ciento. No todos quieren colaborar con esta mierda. Por eso está obsoleto. Un espacio de validación de conocimientos para con la sociedad, obligadamente y sin ningún porvenir seguro, es simplemente obsolescencia pura para quienes sabemos de nuestros grilletes. Y para quienes no saben, mucho más.

Y yo deseo trabajar ahí, en un liceo. Sigo postulando a todo lo que se mueva. Mi sueño: en el Peda. Es la contradicción de mi carrera, de "lo importante" en mi vida. Es intentar hacer de ese contacto una situación de empoderamiento o simplemente, una buena experiencia. Pues nuestra rutina y pequeñosidad no es tan mala, y si no se aprovecha y nos vamos al cerro a ser hippies, mucho menos podremos liberarnos (terminando optimistamente la reflexión).

***Creo que la única lucha que fluye y se manifiesta en la práctica y me hace salir de ese muro de reproducción de injusticias en el día a día, en mover mis dedos para escribir esto, en las compras mías y de mi familia: es mi vegetarianismo que orgullosamente llevo por ya 8 años.

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