Espíritu con humor no es estar alegre siempre, es echarlo todo para la risa.
sábado, 25 de abril de 2009
5 centímetros por segundo
Cuántas historias de amor estaré dispuesto a ver en películas, series y de real life y jamás, podré dejar de evocar(te) y dejar de que me gusten estas cosas.
Así se llama la película que vi: "5 centímetros por segundo".
El manejo de la luz, sombra, tiempo, espacios, fotografía y todo lo visual sincronizado perfectamente con la música que, discreta, va envolviendo en todo el ambiente melancólico que la historia nos propone. No voy a contar la historia, (cronológica o con detalles) pero al menos diré lo que sentí y en lo que me sentí más identificado.
Desde el principio, una vez se abre el vínculo entre los dos, se nos recordará en forma constante las maneras en las que el contacto, el amor y la presencia de la persona puede ser irrompible gracias a los vínculos... palabras, lugares, gestos, la naturaleza, cierto animal, todo puede ser ocasión para saber (o creerlo al menos) que estamos en la cabeza del otro y el otro en la nuestra... 5 centímetros por segundo nos hace sentir eso, el alcance y evidencia del pasado invulnerable, la caída de un pétalo de cerezo que pasó en la cotidianeidad, será parte de sus vidas para siempre, por eso mismo, por cotidiano, por normal pero extraordinario a la vez, por quien se acompañaba.
Entonces, trata de una "serie de pequeños relatos sobre distancia", un amor de niñez que se ve obligado a separarse, sobre sus recuerdos, el paso del tiempo, sobre la forma en que una experiencia del pasado puede marcar el resto de nuestros días y de cómo ese mismo recuerdo es personal e instransferible. Nadie podría sentirlo, ni siquiera la otra mitad, que una vez tomen rumbos separados, sus vidas que antes parecían ser una... sus caminos no serán los mismos, a pesar de haber construído ellos mismos todo.
Siguiendo aún más la historia, pude darme cuenta de nuevo, de cómo los romances no tienen un final claro y cómo estos pueden llegar a desembocar en una soledad, superficialidad y nostalgia terribles.
Tanto, que son capaces de dañar no solo a los protagonistas sino también a la gente que los rodea, que los quiere también a su lado. Así es como vemos a algunas personas que siempre tienen la mirada perdida en la distancia, abstraídas, sin que nadie los toque verdaderamente, como queriendo estar en otro lugar, como buscando a alguien, aunque puedan darte la mano y sonreír. El recuerdo los puede alejar de compañía y hacer(nos) sentir a la gente más superflua aún. Relata también cómo el sentimiento más bienhechor y sincero, se siente rechazado por un pasado, por el vínculo irrompible en el que no tiene parte ni arte, tal como le pasa a Kanae.
A pesar de que en cierto punto de la historia, luego de que las circunstancias los hayan separado, pareciera que el vínculo de la niñez no dejaría que se separaran... pero no fue así. Aunque no se olvidaron, llegó cierto momento en que perdieron contacto, vía mail, vía carta, vía todo lo que se quiera y empezaron a reformar sus vidas. No se olvidaron, pero eso no quiere decir que ella no pueda tener un anillo, la "ilusión" (estaba a un mes de casarse así que creo que es eso, +o( sconf.
"Siempre estoy, esperando ver tu figura en algún lugar..." así dice el coro mamón que suena al final de la película. Y se esmeran en mostrar fugazmente toda una vida de amor, de fidelidad a un recuerdo, de una lucha propia de nuestra sociedad en la que el tiempo, el espacio y la vida moderna pueden mantener o romper... Escenas rutinarias de las cuáles quizás he sido parte se presentan. Personas en vista de reojo que se parecen y al voltear ya no, vistas fugaces a través del metro y una mirada seudo desesperada intentando confirmar, flashbacks momentáneos e inexplicables; la ciudad y la masa, riéndose de ti.
Así es como un pequeño reencuentro, cambiarán un poco las cosas.
Seguramente, si la ven, recordarán a toda esa gente con la que algún momento se vieron compartiendo el resto de sus vidas... Ja.
lunes, 20 de abril de 2009
Vejez
Este tema, a veces circunda por mi mente con un temor inexplicable. Lo que más temo, es dejar de ser yo, me encanta ser yo.
¿Qué que soy yo?, bueno, la verdad me importa un pepino en el ojo como definan al hombre, pero yo me defino principalmente por mi personalidad basada en mis memorias, experiencias y toda esa sarta de cosas como la cultura, relaciones sociales y afectivas pasadas y presentes, metas, publicidad etc... y mi cuerpo seudo rudo. La enfermedad que más temería, aún más que la impotencia viril, sería el alsaimer (y para los grandes intelectuales de meterse la la rae a o worldreference a cada rato à alzheimer).
Sería perder todo, todo lo que he logrado. Porque en mi afán incontenible de registrar situaciones, pensamientos y sentimientos, mediante distintas “texturas” que me recuerden todo a partir de esa pequeña mierda que estaría allí encasillada, guardada y para mi uso, como el caso de ciertas canciones, cartas, días del diario de vida, cositas como piedras, o monedas cochinas que he guardado del mismo momento etc. Genial, tener toda tu vida al alcance de la paja (entiéndase voluntad).
Bueno, aparte de ese miedo de dejar de ser yo, también está esa angustia porque pareciera que “soy demasiado viejo” ya, sí, sí, a mis 18 años de edad (casi 19) ya me estoy sintiendo viejo. Soy demasiado viejo para el colegio, soy demasiado viejo para tener un gusto nuevo o alguna cosa bacán y decir “yo desde chico que...” sea cualquier cosa como tocar piano, kung fu, parkour etc, también soy demasiado viejo para ser scout, viejo para tener miedo verdadero y pavoroso a la oscuridad, demasiado viejo para dar mi primer beso, para creer en el amor a primera vista del puro físico o hasta para mi primera ilusión, demasiado viejo para tener un amor de infancia que se prolongue hasta mi muerte, soy demasiado viejo para crecer, demasiado viejo para que vendan alcohol, demasiado viejo para que no me digan niño y un montón de cosas. En las películas, los momentos importantes son siempre cuando uno se es niño, cuando se va en el colegio, cuando se es grande y trabajando y cuando se es viejo. Yo ya he pasado las dos de esas etapas... a veces no lo puedo creer.
Quizás algo de lo que más me afecta, es la libertad, esta libertad del “joven”, en el que puedo hacer prácticamente todo. Puedo comprar cigarros, copete, entrar a una disco, comprar porno, trabajar, estudiar, no estudiar, cocinar y hasta usar el microondas sin miedo o prender el cálifon, coser, quedarme hasta la hora de la cachampa en el pc, no sé, me es cuático no tener restricciones, restricciones normales, sociales, humanas. No digo que sea una especie de dios picao a choro, pero... aa me deberían entender. Me es cuático verme ironizando sobre mi mismo y mi vejez a mi edad, es estúpido en realidad.
Cuando diserté sobre la vejez con el Checho, el semestre pasado, creo que fue bastante fuerte, pues descubrí otro tipo de discriminación del cual yo era parte y no me daba cuenta, denominado el “ancianismo”, que es la discriminación a los viejos, esa que los miramos feos cuando te atrasan en bajarte del metro, o cuando se acercan a ti a preguntarte algo y no logramos que entiendan o cuando somos chicos y nos da asco que muevan la boca nuestras abuelas y que estén ahí inertes, o reírnos de los abuelos y su posible impotencia sexual etc.
Una vez leí por allí sobre citas de la vejez, como “el problema de ser viejo, es que se fue joven antes” o “si me dijeran que soy demasiado viejo para hacer una cosa, la haría en ese mismo instante” y ciertamente, me dejan una clara sensación de chupar mucha sangre, un sabor metálico en la boca, de pesimismo u optimismo, o de ambas.
A mí nunca me gustaron frases como las siguientes: “viejos son los trapos”, “es joven de alma”, “se mantiene muy bien”, “vieja tu abuela (diciéndomelo mi papá o mamá xD)”; parecieran afirmaciones inmaduras que no aceptan el tranquilo y natural devenir de la vida, contra la mismísima dinámica del ser humano. Esto parece lógico, cuando se es niño, se quiere ser grande; cuando se es adolescente, se evita ser niño; cuando se es joven, se hace distinguir del adolescente; cuando es adulto, se buscó ser un ser maduro y completo y cuando se es viejo... se busca la muerte?, no poh.
Obvio que no, pero creo que se debiese buscar algo, claramente..., la armonía con toda su vida anterior, con todas sus experiencias y etapas y es que no queda de otra, sino te reconcilias con el mundo ahí nunca lo harás, y si no lo haces no podrás morir como el viejo de la película el Gran Pez, lleno de pura vida en su muerte.
Y es que hay una cuestión clara de esta etapa, que me molesta. ¿Todo depende de las gestiones sociales anteriores?... ¿será la vejez la culminación idónea de la vida o mas bien la lenta y desdichada decadencia de nuestro ser?... y me da mucha pena pensar que existe la segunda, y me la imagino y prácticamente la vivo en mi imaginario, cuando veo a viejitos asustados dentro de la sociedad apurona, confusos, débiles, desconfiados... me da pena, me dan ganas de hablarles, de preguntarle cosas pero nunca lo hago, hay gente que tiene esa capacidad, que les gusta y aprenden con ellos, disfrutan relacionándose.
Pero yo... yo soy un, un deforme, soy una víctima y representante ejemplar de la una sociedad intolerante que no está dispuesta a escuchar sus historias lentas llenas de flash backs y raccontos, a no escuchar la sabiduría de los abuelos, en sus mentes con experiencia y en sus corazones rotos, de cuando se marchita el cuerpo, de cuando se pierde a una persona querida o hasta cuando el perro querido de la casa es matado por un auto o muere de cancer al testículo, todo... todo está condensado en ellos, pues los corazones rotos son lo que tienen fuerza, elasticidad (así como los globos inflados pero desinflados), comprensión y compasión. No como algunos longis, que tendrán que aprender y conocer, la alegría de ser imperfectos, de ser humanos, de ser un viejo sabio.
* También sería parte del “guaguanismo”, porque puta que me apestan las guaguas pelonas del año de vida, que son rollientas hasta en los dedos, y mueven la boca como pequeños picorocos e hilos de baba cruzan de lengua a paladar o con burbujas y movimientos enfermos, pequeños balbuceos de sordomudo etc... aunque de 2 para arriba cuando saben hablar y no pelones, son terrible chorizos.
Y supongo que me falta aprehender, el milagro de la evolución y de condescendencia a las guaguas.
* Foto primera: Zoológico, mi hermana, la Neni (mi abuela) y yo.
* Foto segunda: San antonio, mi papá, mi mamá y mi tata Guillermo picao a pablo neruda y yo.
¿Qué que soy yo?, bueno, la verdad me importa un pepino en el ojo como definan al hombre, pero yo me defino principalmente por mi personalidad basada en mis memorias, experiencias y toda esa sarta de cosas como la cultura, relaciones sociales y afectivas pasadas y presentes, metas, publicidad etc... y mi cuerpo seudo rudo. La enfermedad que más temería, aún más que la impotencia viril, sería el alsaimer (y para los grandes intelectuales de meterse la la rae a o worldreference a cada rato à alzheimer).
Sería perder todo, todo lo que he logrado. Porque en mi afán incontenible de registrar situaciones, pensamientos y sentimientos, mediante distintas “texturas” que me recuerden todo a partir de esa pequeña mierda que estaría allí encasillada, guardada y para mi uso, como el caso de ciertas canciones, cartas, días del diario de vida, cositas como piedras, o monedas cochinas que he guardado del mismo momento etc. Genial, tener toda tu vida al alcance de la paja (entiéndase voluntad).
Bueno, aparte de ese miedo de dejar de ser yo, también está esa angustia porque pareciera que “soy demasiado viejo” ya, sí, sí, a mis 18 años de edad (casi 19) ya me estoy sintiendo viejo. Soy demasiado viejo para el colegio, soy demasiado viejo para tener un gusto nuevo o alguna cosa bacán y decir “yo desde chico que...” sea cualquier cosa como tocar piano, kung fu, parkour etc, también soy demasiado viejo para ser scout, viejo para tener miedo verdadero y pavoroso a la oscuridad, demasiado viejo para dar mi primer beso, para creer en el amor a primera vista del puro físico o hasta para mi primera ilusión, demasiado viejo para tener un amor de infancia que se prolongue hasta mi muerte, soy demasiado viejo para crecer, demasiado viejo para que vendan alcohol, demasiado viejo para que no me digan niño y un montón de cosas. En las películas, los momentos importantes son siempre cuando uno se es niño, cuando se va en el colegio, cuando se es grande y trabajando y cuando se es viejo. Yo ya he pasado las dos de esas etapas... a veces no lo puedo creer.
Quizás algo de lo que más me afecta, es la libertad, esta libertad del “joven”, en el que puedo hacer prácticamente todo. Puedo comprar cigarros, copete, entrar a una disco, comprar porno, trabajar, estudiar, no estudiar, cocinar y hasta usar el microondas sin miedo o prender el cálifon, coser, quedarme hasta la hora de la cachampa en el pc, no sé, me es cuático no tener restricciones, restricciones normales, sociales, humanas. No digo que sea una especie de dios picao a choro, pero... aa me deberían entender. Me es cuático verme ironizando sobre mi mismo y mi vejez a mi edad, es estúpido en realidad.
Cuando diserté sobre la vejez con el Checho, el semestre pasado, creo que fue bastante fuerte, pues descubrí otro tipo de discriminación del cual yo era parte y no me daba cuenta, denominado el “ancianismo”, que es la discriminación a los viejos, esa que los miramos feos cuando te atrasan en bajarte del metro, o cuando se acercan a ti a preguntarte algo y no logramos que entiendan o cuando somos chicos y nos da asco que muevan la boca nuestras abuelas y que estén ahí inertes, o reírnos de los abuelos y su posible impotencia sexual etc.
Una vez leí por allí sobre citas de la vejez, como “el problema de ser viejo, es que se fue joven antes” o “si me dijeran que soy demasiado viejo para hacer una cosa, la haría en ese mismo instante” y ciertamente, me dejan una clara sensación de chupar mucha sangre, un sabor metálico en la boca, de pesimismo u optimismo, o de ambas.
A mí nunca me gustaron frases como las siguientes: “viejos son los trapos”, “es joven de alma”, “se mantiene muy bien”, “vieja tu abuela (diciéndomelo mi papá o mamá xD)”; parecieran afirmaciones inmaduras que no aceptan el tranquilo y natural devenir de la vida, contra la mismísima dinámica del ser humano. Esto parece lógico, cuando se es niño, se quiere ser grande; cuando se es adolescente, se evita ser niño; cuando se es joven, se hace distinguir del adolescente; cuando es adulto, se buscó ser un ser maduro y completo y cuando se es viejo... se busca la muerte?, no poh.
Obvio que no, pero creo que se debiese buscar algo, claramente..., la armonía con toda su vida anterior, con todas sus experiencias y etapas y es que no queda de otra, sino te reconcilias con el mundo ahí nunca lo harás, y si no lo haces no podrás morir como el viejo de la película el Gran Pez, lleno de pura vida en su muerte.
Y es que hay una cuestión clara de esta etapa, que me molesta. ¿Todo depende de las gestiones sociales anteriores?... ¿será la vejez la culminación idónea de la vida o mas bien la lenta y desdichada decadencia de nuestro ser?... y me da mucha pena pensar que existe la segunda, y me la imagino y prácticamente la vivo en mi imaginario, cuando veo a viejitos asustados dentro de la sociedad apurona, confusos, débiles, desconfiados... me da pena, me dan ganas de hablarles, de preguntarle cosas pero nunca lo hago, hay gente que tiene esa capacidad, que les gusta y aprenden con ellos, disfrutan relacionándose.
Pero yo... yo soy un, un deforme, soy una víctima y representante ejemplar de la una sociedad intolerante que no está dispuesta a escuchar sus historias lentas llenas de flash backs y raccontos, a no escuchar la sabiduría de los abuelos, en sus mentes con experiencia y en sus corazones rotos, de cuando se marchita el cuerpo, de cuando se pierde a una persona querida o hasta cuando el perro querido de la casa es matado por un auto o muere de cancer al testículo, todo... todo está condensado en ellos, pues los corazones rotos son lo que tienen fuerza, elasticidad (así como los globos inflados pero desinflados), comprensión y compasión. No como algunos longis, que tendrán que aprender y conocer, la alegría de ser imperfectos, de ser humanos, de ser un viejo sabio.
* También sería parte del “guaguanismo”, porque puta que me apestan las guaguas pelonas del año de vida, que son rollientas hasta en los dedos, y mueven la boca como pequeños picorocos e hilos de baba cruzan de lengua a paladar o con burbujas y movimientos enfermos, pequeños balbuceos de sordomudo etc... aunque de 2 para arriba cuando saben hablar y no pelones, son terrible chorizos.
Y supongo que me falta aprehender, el milagro de la evolución y de condescendencia a las guaguas.
* Foto primera: Zoológico, mi hermana, la Neni (mi abuela) y yo.
* Foto segunda: San antonio, mi papá, mi mamá y mi tata Guillermo picao a pablo neruda y yo.
domingo, 5 de abril de 2009
Imaginemos
Imaginemos que por fin lo consigues,
Conquistas y arrancas la esperanza,
Frustrado, silencioso, persuadido,
Hacia el olvido que prefieres,
Hacia la felicidad.
Nada más, nada de estupideces,
Nada de tener como objetivo soportar sufrimientos correctamente,
Nada de exigirme la dignidad que no poseo,
Para no patalear, para no llorar, para no increparte.
Nada de plegarias que no tienen respuesta,
Nada de penitencia que carecen de sentido!,
Nada de anhelos infundamentados,
Para sí arreglarse, para sí quererme, para sí ser libre.
Nada de realizarse en contemplar,
Nada de miedos y vergüenzas inútiles,
Nada de teorizar, condicionar, extrañarte e irritarme,
Para no luchar, para no pensar, para dejar de esperar.
Imaginemos que por fin lo consigues!,
Que me dejas sin oración para morder,
Sin fe para clavar las uñas,
Que me dejes con un ideal inexistido,
Con una vida por delante que nunca tuvo qué perder,
Porque lo tiene todo!.
Imaginemos que te olvido, que ya no eres,
Imaginemos que tengo todo por jurar, nada que seguir,
Imaginemos que eres una más, que eres una ausencia de dios,
Imaginemos que... imaginemos todo!,
Imaginemos que no te busco,
Imaginemos que ya no me siento culpable,
Imaginemos que ya no me siento víctima,
Imaginemos que no me preocupas,
Imaginemos que puedo tomarte y dejarte,
Imaginemos que nuevamente ando buscando,
O inclusive... que nuevamente he encontrado!
Imaginemos que yo también puedo,
Imaginemos que yo soy tú!!!
*Y fue parido un día que sentí que no tenía brazos ni piernas y era ciego.
Conquistas y arrancas la esperanza,
Frustrado, silencioso, persuadido,
Hacia el olvido que prefieres,
Hacia la felicidad.
Nada más, nada de estupideces,
Nada de tener como objetivo soportar sufrimientos correctamente,
Nada de exigirme la dignidad que no poseo,
Para no patalear, para no llorar, para no increparte.
Nada de plegarias que no tienen respuesta,
Nada de penitencia que carecen de sentido!,
Nada de anhelos infundamentados,
Para sí arreglarse, para sí quererme, para sí ser libre.
Nada de realizarse en contemplar,
Nada de miedos y vergüenzas inútiles,
Nada de teorizar, condicionar, extrañarte e irritarme,
Para no luchar, para no pensar, para dejar de esperar.
Imaginemos que por fin lo consigues!,
Que me dejas sin oración para morder,
Sin fe para clavar las uñas,
Que me dejes con un ideal inexistido,
Con una vida por delante que nunca tuvo qué perder,
Porque lo tiene todo!.
Imaginemos que te olvido, que ya no eres,
Imaginemos que tengo todo por jurar, nada que seguir,
Imaginemos que eres una más, que eres una ausencia de dios,
Imaginemos que... imaginemos todo!,
Imaginemos que no te busco,
Imaginemos que ya no me siento culpable,
Imaginemos que ya no me siento víctima,
Imaginemos que no me preocupas,
Imaginemos que puedo tomarte y dejarte,
Imaginemos que nuevamente ando buscando,
O inclusive... que nuevamente he encontrado!
Imaginemos que yo también puedo,
Imaginemos que yo soy tú!!!
*Y fue parido un día que sentí que no tenía brazos ni piernas y era ciego.
sábado, 4 de abril de 2009
Relaciones humanas callamperas
He estado pensando mucho acerca de las relaciones humanas que tengo o me gustaría tener. Sin intenciones de clasificarlas o adjetivarlas, empecé a pensar qué es lo que me mueve a prenderme tanto de aquellas, porqué hay gente que me encanta y otras no, porque guardo las relaciones que ya tengo y porque deseo con tanto fervor algunas que no. En verdad, fueron pensamientos más bien negativos.
Después del encuentro fugaz de ayer en un contexto totalmente inesperado, una clara ejemplificación surgió en mi mente con la típica nostalgia lejana de siempre. Claro, no había otro modelo para ejemplificar lo que empezaba a sentir desde que empecé a pensar esto: la fragilidad de las relaciones en general. Y es que, después de tanto amor jamás me cabrá en la cabeza que puedan suceder cosas como esas.
Así la vida me parece frágil, muy frágil. ¿Acaso no tengo el valor y la seguridad para poder desechar a gente importante?, ¿acaso por una noche, por un combo en la cara, por unas puteadas es necesario dejar a gente importante?.
No sé, quizás soy muy intransigente y estúpido y me gustaría que fueran así las demás personas para no sentirme que sólo yo soy el que las caga, pero de verdad creo que detesto esto de las relaciones humanas. No deberían ser así.
Dinámicas, relaciones humanas dinámicas, la existencia es dinámica, tiene buenas cosas y malas cosas y todo es así. No encuentro justo, no encuentro la lógica, ni encuentro un equilibrio en mandar a la mierda todo por alguna acción no muy grave.
No estoy diciendo que todos podemos hacer lo que nos plazca hacer, hay cosas que sí marcan hitos y son permanentes. Pero la mayoría de las cosas sana y eso se debería dejar pasar.
No por simple voluntad, por un moretón en la cara, por un pollo en la cara, por alguna mujer u hombre equis, por una curadera, por un despecho, por un pendrive... la gente debería dejar de hablarse y quererse. De verdad que no, me da mucha... pena que las cosas terminen así. Me da lo mismo que sea un tiempo, unas horas, alguna tratada mal o alguna puteada; la verdad soy difícil de ofender y si lo hago, exploto y se me pasa de inmediato (a menos que te curao xD), así que no me tomen nunca en serio, como ya saben varios.
Pienso que en esto de enojarse, la dinámica positiva es la de corta duración, no es bueno quedarse permanentemente con un sentimiento que procura distanciarse de alguna persona y haciendo que ella te importe para estar enojado con ella, ni menos aún, haciendo que no existe, eliminando todo contacto y buena educación.
Al fin y al cabo, es todo una contradicción. Si digo que la vida es dinámica, debiera existir todo y si no existiera esto, de que la gente importante se deje de hablar y luego se odie, alegaría también por ello. Pero escribo esto porque las relaciones deberían ser más justas y firmes. No tan circunstanciales, todos, todos los son!, circunstanciales, aman cuando pueden, buscan cuando tienen algo asegurado y, especialmente, ven cuando quieren.
Igual amo a mi humanidad fea que es lo mejor cuando se combina cn mi parte divina.
Después del encuentro fugaz de ayer en un contexto totalmente inesperado, una clara ejemplificación surgió en mi mente con la típica nostalgia lejana de siempre. Claro, no había otro modelo para ejemplificar lo que empezaba a sentir desde que empecé a pensar esto: la fragilidad de las relaciones en general. Y es que, después de tanto amor jamás me cabrá en la cabeza que puedan suceder cosas como esas.
Así la vida me parece frágil, muy frágil. ¿Acaso no tengo el valor y la seguridad para poder desechar a gente importante?, ¿acaso por una noche, por un combo en la cara, por unas puteadas es necesario dejar a gente importante?.
No sé, quizás soy muy intransigente y estúpido y me gustaría que fueran así las demás personas para no sentirme que sólo yo soy el que las caga, pero de verdad creo que detesto esto de las relaciones humanas. No deberían ser así.
Dinámicas, relaciones humanas dinámicas, la existencia es dinámica, tiene buenas cosas y malas cosas y todo es así. No encuentro justo, no encuentro la lógica, ni encuentro un equilibrio en mandar a la mierda todo por alguna acción no muy grave.
No estoy diciendo que todos podemos hacer lo que nos plazca hacer, hay cosas que sí marcan hitos y son permanentes. Pero la mayoría de las cosas sana y eso se debería dejar pasar.
No por simple voluntad, por un moretón en la cara, por un pollo en la cara, por alguna mujer u hombre equis, por una curadera, por un despecho, por un pendrive... la gente debería dejar de hablarse y quererse. De verdad que no, me da mucha... pena que las cosas terminen así. Me da lo mismo que sea un tiempo, unas horas, alguna tratada mal o alguna puteada; la verdad soy difícil de ofender y si lo hago, exploto y se me pasa de inmediato (a menos que te curao xD), así que no me tomen nunca en serio, como ya saben varios.
Pienso que en esto de enojarse, la dinámica positiva es la de corta duración, no es bueno quedarse permanentemente con un sentimiento que procura distanciarse de alguna persona y haciendo que ella te importe para estar enojado con ella, ni menos aún, haciendo que no existe, eliminando todo contacto y buena educación.
Al fin y al cabo, es todo una contradicción. Si digo que la vida es dinámica, debiera existir todo y si no existiera esto, de que la gente importante se deje de hablar y luego se odie, alegaría también por ello. Pero escribo esto porque las relaciones deberían ser más justas y firmes. No tan circunstanciales, todos, todos los son!, circunstanciales, aman cuando pueden, buscan cuando tienen algo asegurado y, especialmente, ven cuando quieren.
Igual amo a mi humanidad fea que es lo mejor cuando se combina cn mi parte divina.
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