domingo, 29 de marzo de 2009

La Onda

No es una clase social determinada como los “con plata” por ejemplo, ni es una moda específica como los punks. La onda (o el estilo) es más bien una mentalidad, una manera de pensar (o de no hacerlo) en que se internalizan los valores sociales y hábitos de consumo propios del “sueño americano”.

Es el alma de la sociedad de consumo.
Estar en onda es estar a tono con lo importado, lo joven y lo fácil.
Es considerar “las cosas como son” de sprite como la realidad.
Es figurarse que si uno se esfuerza, de barrendero puedes llegar a ser dueño.
Es creer que la dicha es un toyota y la felicidad máxima, un mercedes benz.
Es ser bonito y cuidar la línea.
Es trotar con los niños –la familia está muy en onda-, todos con buzos iguales y zapatillas “adidas”.
Es ofrecer no un mero whisky, sino decir: “¿quieres un Chivas o un Jhonny Walker?”.
Es comprar ropa nueva pero que parezca desgastada.
Es usar relojes de pulsera y celulares.
Es indignarse porque no hay dinero para copete, los cigarros o una tele nueva.
Es hablar de dinero, pensar en dinero, soñar en dinero.
Es recurrir a coca cola company cuando tienes sed en vez de tomar agua.
Es adorar lo importado por sobre todas las cosas.
Es sentirse importado.
Es comprar, comprar y comprar.
Es teñirse el pelo rubio o rojo, es alisárselo o enrulárselo.
Es poner posters en la pieza.
Es creerse libre y soberano.
Es vivir el mundo de fantasías de bilz y pap.
Es expresar esto mediante un computador intel pentium con una pantalla packard bell, ayudado con windows y por internet.

Nadie la controla, ni la dirige y sin embargo, cunde.

Apoyada por la publicidad (o propaganda?) comercial, va manipulando anhelos y moldeando gustos hasta inculcarnos un nuevo estilo de vida. Así, la fisonomía de la ciudad va cambiando a medida que entra en onda.

Nos lleva también a identificarnos con los jóvenes y rubias pelolais de coca cola, con los niños felices y sanos de omo y milo, con las mujeres hermosas de cabelleras brillantes de wellaton etc etc etc y pensar, que al consumirlo seremos como ellos. Como dicen siempre, el descartes de la época diría “consumo, luego existo”. Y que si fuera una religión, lider sería sus catedrales, econo sus parroquias y el centro su tierra santa.

Es este espíritu que se apoderó de nosotros, que valora algunas cosas y desprecia a otras.
Entre lo actualmente fuera de onda figuran los sueños que no tengan que ver con las aspiraciones de la onda, los pobres, tocar piano, criar gallinas, confiar en los demás, fracasar, los viejos y ser original.

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